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Clara DíazPsicóloga y autora del blog Serendipity

He decidido hacer una reflexión sobre hasta qué punto nuestros abuelos pueden ayudar a los jóvenes. Hoy día, existe una imagen de los ancianos como discapacitados, y parece que ellos ya no pueden aportarnos nada.

 

En otras culturas, las personas mayores se consideran como valiosos libros llenos de conocimientos y sabiduría. Ellos tienen mucho que aprender hoy día gracias a los enormes avances que se producen, por ejemplo, en tecnología. Pero nosotros también podemos aprender mucho de ellos, ya que al haber vivido en una época con mayores dificultades han adquirido valores de los que carecen muchos jóvenes de hoy día.

Gracias a Patri Loal, he descubierto este vídeo donde un joven pide ayuda a sus abuelos para conseguir un trabajo. No les hacen falta guiones. Hablan de su nieto desde el corazón y están convencidos de lo que cuentan.  Nuestros abuelos nos han visto nacer y crecer y nos han cuidado posiblemente con más ilusión que a sus propios hijos.

 

 

 

¿Cómo podemos agradecerles todo ello? Se me ocurre una bonita manera. Hace tiempo descubrí este libro El Libro de la memoria de la Abuela. Somoslibros. 2009. Gracias a él se puede crear un espacio en el cual, se da la oportunidad a nuestros mayores de recordar aspectos de su pasado (canciones, juegos, costumbres…), y a nosotros nos aporta información que seguramente desconocemos.

 

De esta manera aprendemos y les conocemos mejor y valoramos cómo han luchado para conseguir todo lo que tienen, algo que no se encuentra en libros, clases o programas de televisión. Además, ellos se sentirán contentos de saber que nos interesamos por ellos, les prestamos atención, y al comprobar lo bien que recuerdan su pasado remoto.

 

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