Comentarios / Añadir Comentario

Hoy conocemos a Rosa, de 84 años, natural de Huesca del pueblo de Fuendecampo que nos abre las puertas de su casa para hablar de su percepción de la viudedad después de 4 años del fallecimiento de su marido.

Rosa se ha dedicado a la labranza, a las labores del hogar y a la costura. Se casó a los 24 años y su matrimonio con Hipólito ha durado casi 60 años.

Rosa, ¿a qué te has dedicado durante tu vida y cuál ha sido tu día a día?

Hemos sido labradores, mis padres, y muchas veces hasta cuidar cerdos. Además de trabajar en casa. Soy de Huesca, de un pueblo llamado Fuendecampo. Allí estuve hasta los 23 años que me casé con Hipólito. Él vino a Huesca, era Guardia Civil, le mandaron a Madrid a hacer un curso y yo creí que no volvía pero al final volvió a buscarme. Hemos vivido en muchos sitios… en Campo, en Broto, en Fanlo, Fraga, Zaidil… iba ascendiendo y al final vinimos a Guadalajara y aquí nos quedamos.

 

¿Cómo conociste y qué relación tenías con tu marido Hipólito?

Mi marido y yo nos conocimos en un baile, bailando… y bien… muy bien, muy bien, tan buen marido puede haber, pero mejor no, ya te digo que no. Y eso que no me dejaba casar la familia, ninguno solo una tía… decían que los guardias cobraban muy poco y que tal y que cual y querían que fuera a otra casa de labradores donde había mucho pan, muchos cerdos, muchos machos como decíamos allí, y había mucho de todo… no era un buen partido para mi, y sin embargo cuando nos casamos y le conocieron estaban todos loquitos con él. No nos faltaba un duro, teníamos el sueldo todos los meses y había que mirar porque era pequeñito pero no nos faltó nunca.

Yo nunca me he quejado de nada, no tenía de que… nunca se metió en si gastaba o no y había algunas de mi gremio que se escondían para comprarse una cosa a escondidas, yo jamás, si me gastaba una peseta, se lo decía, eso sí, si hubiera sido al contrario hubiera hecho un poco como habían hecho otras (dice entre risas).

Desde luego teníais un abuelo muy bueno muy bueno (dice dirigiéndose a su nieta)

“Muy bien, muy bien, tan buen marido puede haber, pero mejor no, ya te digo que no”

 

 

¿Qué puedes contar del tiempo que compartisteis y las cosas que hacíais juntos?

Pasear, le gustaba mucho pasear, si trabajaba por las mañanas salíamos por la tarde a pasear y si trabajaba por las tardes salíamos por las mañanas y siempre me acompañaba a la compra y subía las bolsas y colocaba las cosas… cuando falleció, todo eso cambió, y al principio me costaba ir a comprar sola y me tocó colocar a mi las cosas, pero al final te acostumbras.

 

Antes de su pérdida, ¿te has imaginado alguna vez cómo sería la viudedad?

No, nunca me he creído así, porque él nunca había estado en la cama, y yo siempre estaba mala, y mira él se murió y yo aquí estoy. Nunca me lo había planteado

 

¿Cómo ocurre su fallecimiento? ¿Cómo recuerdas esos momentos? ¿Qué cosas te pasaban por la cabeza a la hora de enfrentarte a ello?

5 días duró, fue un cáncer de estos fulminantes, de los que viene corriendo corriendo, porque hacía como medio año se hizo una analítica y estaba todo bien y de golpe y porrazo mira….  Le ingresamos el día de mi cumpleaños, el 20 de Diciembre, y falleció el 25.

¿Por la cabeza? Yo que sé, te pasan millones de cosas… yo además se poco, he ido al colegio casi nada o nada se puede decir y estaba acostumbrada a que lo llevaba todo él y se hace cuesta arriba pero bueno, tengo a la hija y al nieto cerca y te ayudan.”

 

 

¿Qué y quiénes  te ayudan a seguir hacia delante?

La familia lo que más. Amigas no tengo muchas… por el barrio veo a la gente y hablo… yo es que nunca me he llevado mal con nadie nunca nunca, con nadie, ni estando en cuarteles ni nada, eso si, hay veces que me han pisado pero lo he dejado pasar, lo mismo también por tonta, o porque no merecía la pena.

 

¿Mantienes las actividades que antes hacías? ¿Conservas el interés por lo que te rodea y tus aficiones?

Pues hombre, te acuerdas pues todos los días y más cuando sales…pero lo demás igual que antes. Me ha gustado mucho mucho coser y bordar a mano, leer… pero ahora no me queda en la cabeza… pero si puedo y tengo que hacer un arreglo o cualquier cosa lo hago. Eso sí, tengo muchos dolores y la vista… para enhebrar la máquina me cuesta una infinidad.

 

Ahora que llevas unos años sin su compañía, ¿cuál es tu percepción de la viudedad? ¿Imaginabas que iba a ser así o esperabas vivirla de otra manera?

Que es pesada, pero bueno hay que llevarlo. Te encuentras sola… y gracias a que tengo los nietos aquí y a la hija… y mi hijo que viene de vez en cuando… pero yo pienso que para una persona que se queda sola tiene que ser pesado pesado, tengo una amiga en Huesca que le pasa.

La viudedad la imaginaba más o menos como la estoy viviendo, porque le pasa a otras y te cuentan y si, es más o menos lo que ellas me decían. Pienso que es lo que hay, y que no cabe vivirla de otra manera, y hasta que sea.

 

 

¿Qué podrías decir a aquellos que recientemente se han quedado viudos? ¿Qué consejos les darías desde tu experiencia para que lo afronten de la mejor manera posible?

Pues eso que lo coja con paciencia, que hoy es uno y mañana es otro y que no hay nada que hacer… la familia es el consuelo, pienso yo, al menos para mí ha sido así… La vida sigue, he conocido a más gente, al novio de mi nieta que me cae muy bien muy bien muy bien…

“…que lo coja con paciencia, que hoy es uno y mañana es otro y que no hay nada que hacer… la familia es el consuelo… la vida sigue”

 

¿Qué objetivos de futuro te planteas?

Conocer a algún bisnieto de alguno… pero no sé. porque los de Zaragoza… tienes que ser tu hija (le dice a su nieta)… no me quisiera morir sin eso pero por lo que veo no se casa ninguno… no quieren saber nada.

Gustarme me gustaría de poder ir al pueblo donde he nacido, Fuendecampo, me lo ha dicho mi hijo muchas veces que me viene a buscar y a traer, pero no puedo… no ves que tengo tanto medicamento y de noche no les dejo dormir y no quiero, me levanto 4 o 5 veces todas las noches.

 

¿Qué es lo más importante para ti a día de hoy y en lo que inviertes tus fuerzas?

En comprar, hacer la comida, eso de siempre, desde que mis nietos eran pequeños les hago la comida y vienen aquí a comer y mi hija, y ahora también, hoy he comido con mi nieto. Es el rato más importante para mí en el día. Los viernes hago siempre comida por si viene mi hijo Manolo, y si viene me avisa cuando sale de Zaragoza, si no viene pues nada… pero yo la hago.

Las cosas de casa, y por las tardes me voy a dar una vuelta con una amiga, pero anda muy mal y se ha acostumbrado a estar en casa, por las mañanas salgo a comprar y por las tardes si no viene ella salgo sola,  y así es… es que no me quiero quedar sentada, mientras pueda no.

“Desde siempre hago la comida para todos… es el rato más importante para mí en el día… no me quiero quedar sentada, mientras pueda no”

 

 

Ella es Rosa Laplana, una señora que le ha tocado vivir lo que a muchas mujeres, una experiencia de afrontamiento, superación y resiliencia. La viudedad. Esa que viene sin avisar y que arrasa con las ilusiones fundadas en la unión de muchos años compartidos. La que trae consigo la soledad y la que llega para quedarse.

Rosa lleva viviéndolo 4 años, y hoy la tomamos como ejemplo de afrontamiento. Inmersa en sus rutinas, con la mirada puesta hacia delante y centrada en los que se han quedado sin pensar demasiado el siguiente cambio que le deparará la vida.

Gracias Rosa por abrirnos tus puertas y enseñarnos tanto.