Comentarios / Añadir Comentario

David HilfikerWatching the Lights Go Out

La otra noche, mientras iba en bicicleta al Centro Kennedy, al llegar a Washington Circle, de repente, todo se volvió desconocido. Estaba atardeciendo, pero se veía bastante bien y yo trataba de adivinar dónde estaba. Echando la vista atrás, era como si hubiera atravesado el armario para aparecer en Narnia, y al tratar de volver la puerta para regresar hubiera desaparecido. La luz ambiental era tenue, casi onírica. Sabía que tenía que encontrar la avenida New Hampshire, pero el hecho de encontrarme en una intersección me confundía. Podía ver los carteles de las calles I y K, pero no resultaban de ayuda para orientarme. Pensaba que esas no llegaban hasta tan abajo. No tenía claro en qué dirección iban las calles numeradas. La avenida New Hampshire estaba a menos de 50 metros de distancia, pero finalmente tuve que pedir ayuda, e incluso después de las primeras indicaciones, tras caminar un poco, tuve que volver a preguntar a otra persona.

Son este tipo de situaciones de confusión las que me hacen estar seguro del diagnóstico de "deterioro cognitivo progresivo”. Normalmente soy bueno para las direcciones y había pasado por esa rotonda cientos de veces antes. Me perdí cuando no había ninguna razón para ello.

Aun me parece imposible, pero ya va siendo hora de dejar de actuar como si sólo pudiera ser; los días en los que podíamos decir que todavía no estábamos seguros del diagnóstico se han terminado. Tengo un deterioro cognitivo progresivo, que es casi con certeza la enfermedad de Alzheimer.

¡Dios mío! La sensación física de ansiedad me atenaza por completo y se ha instalado muy dentro de mi ser. Siento la mente embotada. He hecho bien preparando un borrador para la charla que voy a dar en Salt Lake City la semana próxima (tanto Fred como Marja se lo han leído). Tengo claros los detalles y matices ¡pero me desorienté tanto el día que, montado en mi bici, me vi en Washington Circle! Me siento tan normal… ¿Cómo puede ser que tenga este tipo de enfermedad? No me siento diferente; estos momentos de confusión le deben estar pasando a otro… ¡Pero no! Es a mí al que le ocurren, y se deben al Alzhéimer.

Ya estoy pensando en  la vergüenza que sentiré (y, más importante aún, la que sentirán los demás) cuando esto empeore. ¿Me rechazará la gente como (me avergüenza admitirlo) yo solía rechazar a "esas personas"? ¿Qué voy a hacer? Mi director espiritual me sugirió a mediados de verano que me tomara un año sabático del pensamiento analítico (hablando de ironía…), pero mis esfuerzos conscientes han logrado poco. Ahora, el año sabático suena más a retiro.

Pero no soy sólo un "pensador analítico. Tomo conciencia de lo que soy desde todos los puntos vista. La imagen que tengo de mi mismo es la de una persona que generalmente entiende lo que está pasando; alguien que siempre quiere aprender más cosas; una persona capaz de compartir con los demás, escuchar y empatizar con ellos. Pero todas esas percepciones de mi propia identidad también van a cambiar.

El trabajo emocional que tengo que hacer es sentarme con el sentido budista de la "ausencia del yo." No se trata del “yo” que gradualmente se irá deteriorando, sino de la percepción de mí mismo que tengo en estos momentos. Y a medida que vaya empeorando, debido a la demencia, la idea que tengo de mi propia identidad tampoco será mi "Yo", seguirá siendo simplemente la percepción de mí mismo que tenga en ese momento. Contrariamente a la creencia cristiana, tal y como se la entiende generalmente, no hay alma ni ser permanente. Algún tipo de concepción del "Yo", supongo, todavía seguirá aquí, pero tampoco será ya mi "verdadero yo". No hay ningún "yo verdadero."

Debo dejarme ir, dejarme ir, dejarme ir…