Comentarios / Añadir Comentario

David Hilfiker, Watching the Lights Go Out

¿Cuál es mi verdadero "yo" ahora que estoy cambiando tan drásticamente? De ésta misma cuestión hablan los budistas, ¿su respuesta? el yo no existe.

La manera en la que defino a mi "yo" es como un hombre inteligente, independiente, vigoroso, fuerte y organizado, con la capacidad de relacionarse con el resto de personas con sensibilidad. A medida que  he ido envejecido, algo de ese “yo” ha ido desapareciendo gradualmente: ya no soy tan fuerte, vigoroso u organizado como lo era antes. El hecho de seguir aferrándome a esta antigua definición de mí mismo resulta doloroso, así que he tenido que trabajar duro para aprender a aceptar el cambio.

Además, la enfermedad de Alzheimer cambiará considerablemente otros muchos atributos de la imagen que tengo de mí mismo. Ya no seré independiente, inteligente o (probablemente) tan sensible a las necesidades de los demás. Así que, después de plantarme todo lo anterior, me pregunto: ¿quién soy yo realmente? ¿puedo asimilar — y no sólo intelectualmente — que mi "yo" no es una entidad constante? Ya a lo largo de mi vida ha cambiado varias veces, especialmente durante mi depresión, y ahora va a cambiar aún más drásticamente. Todo esto va a ser aún mucho más doloroso de lo que debería ser si yo me empeño en aferrarme al “yo” que he sido y trato de seguir siendo el que antes era.

He estado pensando en el profundo impacto de mis pérdidas de memoria. Hace una o dos semanas, durante una de nuestras reuniones del equipo directivo, me preguntaron cuánto dinero, de la cantidad a la que nos habíamos comprometido, ya le habíamos dado a una de las familias necesitadas de nuestra comunidad. Puesto que soy el contable, era una pregunta razonable. Sin embargo, no sólo no sabía cuánto les habíamos dado, sino que tampoco me acordaba de que les hubiéramos pagado nada, ni tan siquiera de que en algún momento nos hubiéramos comprometido a darles algo. Luego, tras verificar mis anotaciones, pude comprobar que, tan solo unos meses atrás, habíamos tenido una larga discusión, durante varios días, que yo mismo había iniciado. Y no recuerdo nada de eso. Mi memoria siempre ha sido mala, pero no tanto...

Por supuesto es vergonzoso, pero también representa, en cierto grado, una pérdida de contexto para la vida diaria. La plena participación en cualquier evento o conversación exige tener un conocimiento de lo que ha ocurrido anteriormente y, puesto que hay cosas de mi pasado que desaparecen, estoy perdiendo esa parte de mí.

Llevo muchos años escribiendo; he escrito sobre medio ambiente, política y temas económicos y espirituales, y una gran parte de mi creatividad proviene de yuxtaponer acontecimientos pasados de nuevas maneras para que puedan surgir nuevos patrones. Exactamente así es el talento de mi amigo Ray McGovern, cuya memoria parece casi fotográfica. Se acuerda de todo, y puede recurrir al pasado de una manera en la que mucha gente no es capaz. Lo cierto es que yo nunca he podido hacer eso pero ahora cada vez será peor. Conforme avance la enfermedad, obviamente, voy a tener menos idea de quién soy porque con el paso del tiempo, cada vez voy a saber menos de mi pasado.

Ésta es una enfermedad de continuos olvidos.

Hoy comencé el día preguntándome si los estudiantes universitarios, o aquellos que acuden a las clases de medicina, en algún momento estarían interesados en hablar conmigo para entender mejor la realidad subjetiva de la enfermedad de Alzheimer. Realmente dudo que haya llegado el momento puesto que los cambios objetivos aún no son evidentes para los demás (a mí esos cambios subjetivos me parecen inmensos, pero me pregunto si resultaría de alguna utilidad hablar sobre ellos ahora mismo). Por otro lado, si espero demasiado tiempo, perderé totalmente la capacidad para explicarme con claridad.