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Atender adecuadamente a la persona con discapacidad implica saber entender cuál es su demanda principal.

Probablemente nos será fácil confundir el término de Estimulación Basal con otras terapias,  pero la EB no fue concebida ni como terapia ni como método de tratamiento, si no como acción comunicativa que se le ofrece a la persona con discapacidad. De ahí que encontremos que la EB es eficaz  en las situaciones en las que se dan alteraciones en la propia consciencia de identidad, como en las demencias.

 

La identidad corporal

El concepto de estimulación basal surge en los años 70, en Alemania, como instrumento de trabajo pedagógico, de la mano del profesor Andreas Fröhlich. Sin embargo su inclusión en el campo de asistencia a las demencias es muy novedosa.

 Debemos tener en cuenta que en la demencia la identidad corporal  se va perdiendo conforme la enfermedad progresa. Entendiendo identidad corporal como la representación simbólica que tenemos de nuestro propio cuerpo, donde se dan componentes perceptivos, cognitivo-afectivos y conductuales.

 Frente a una demencia de Alzheimer en fase severa, nos encontramos con una persona con muchas dificultades para entender qué está pasando frente acciones como, por ejemplo, la higiene corporal. Su reacción tiende a implicar alguna manifestación desadaptativa (gritar, atacar,...) puesto que le será difícil integrar la comunicación que esté recibiendo. Probablemente sus canales comunicativos estén deteriorados, o los que aún preserve sean pocos y se sobreestimulen con facilidad. De hecho ésta es una de las causas principales de los trastornos conductuales y emocionales en una demencia.

 

La comunicación

El cuidador  que ayuda en las actividades básicas de la vida diaria (higiene, transferencias, comidas...) necesita de unas estrategias para prevenir estados conductuales que le dificultan el desarrollo de su acción. Si las lleva a cabo la persona será capaz de integrar la comunicación que se le presenta, y modificar, asimismo, su conducta.  En palabras del creador del concepto, el profesor Dr. Andreas Fröhlich, la EB ofrece “posibilidades y ofertas sin condiciones, que le permitan estructurar situaciones de desarrollo que sean apropiadas para motivar, mantener o apoyar la salud y el bienestar, la formación y participación conjunta, así como la autonomía de las personas a las que se hace referencia partiendo de procesos comunicativos y de diálogo”.

En EB comunicar significa ser entendido, encontrar cosas en común. Comunicar es acompañar, no dirigir, ni enseñar. La persona está emitiendo un comportamiento, como forma de su expresión, y nosotros debemos estar atentos y observarlo. La gran mayoría de las veces la solución no es inmediata, pero todo el tiempo que hayamos empleado observando lo ganaremos después en eficacia y satisfacción.

 

Áreas somática, vibratoria y vestibular

Las acciones de las que parte la EB para comunicar son las que tienen que ver con los cuidados del día a día, pero la EB se consigue a través de la estimulación en estas acciones considerando tres áreas básicas: somática (es un modelaje del cuerpo a través del contacto corporal), vibratoria (se transmite a través de estímulos rítmicos) y vestibular (estimula la capacidad del movimiento).

Éstas son tres áreas de desarrollo perceptivo que tienen su origen a nivel intrauterino, y, por tanto, son las últimas que se pierden instantes antes de morir.

 De forma análoga al concepto de degeneración progresiva descrito por B. Reisberg respecto a la evolución (retrogénesis) de la demencia de Alzheimer, estaríamos aprovechando unas capacidades que se mantendrían totalmente preservadas incluso en las fases más severas. Ésto nos daría  la seguridad de que cualquier acción comunicativa hecha utilizando estas tres áreas, no solamente llega más fácilmente, sino que es más fielmente interpretada, y por tanto la persona se siente más satisfecha.

En nuestra experiencia, y mediante el estudio y análisis  de muchas de estas intervenciones, podemos afirmar que la respuesta conductual y emocional es inmediata, consiguiendo disminuir situaciones de conflicto y favoreciendo, además,  la relación entre cuidador/familiar/profesional y afectado/a.

 

Míriam Sorribas Cateura

Psicóloga, Logopeda y Terapeuta

Residencia Sant Martí de Fundació Vella Terra