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El presente de los cuidadores está plagado de estrés, cansancio, desánimo, falta de sueño y muchos interrogantes. A pesar de las ayudas que nos puedan prestar otros miembros de la familia, toda ayuda es poca, acabas teniendo varios síndromes. Uno de los más importantes es el de encerramiento pues, pase lo que pase, no puedes salir, y cuando lo haces, tienes que movilizar tantos recursos que casi no merece la pena, y muchas veces ya ni te apetece.

El futuro, si es que existe, puede ser aún peor. En los pocos momentos que puedes pensar, te asaltan tantas dudas e incertidumbres que prefieres dejar de hacerlo.

Llevo desempleada desde finales del año 2009, y como no he encontrado trabajo, no dudé en cuidar de mis padres. Empecé a trabajar a los 14 años, por supuesto cotizando, sin embargo, si no cotizo estos últimos años no tendré derecho a pensión de jubilación.

Con la ley de Dependencia, el cuidador cotizaba a la Seguridad Social, y esto paliaba en parte la incertidumbre sobre el futuro. Como el huracán de los recortes aplicados en este país, se ha llevado todo, incluso esta pequeña parte, los cuidadores estamos despojados de un derecho que cualquier otro trabajador tiene. Si te envían personal del Ayuntamiento como ayuda a la dependencia, estos trabajadores si cotizan, mientras tú con el mismo trabajo o más no generas este derecho.

Yo preguntaría a las “grandes cabezas pensantes” de este país: ¿Están ustedes satisfechos y orgullosos de arramblar con estos despojos, mientras inyectan dinero público (miles de millones) a una banca privada que no ha hecho bien su trabajo, y paga sueldos millonarios a los mismos gestores que la han arruinado? ¿Por qué no cortan de raíz la corrupción?

Ya sé que no obtendré respuesta...

 

Mayo 2014