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María Manuel Vicente, Fisioterapeuta de la residencia de Mayores Juan Pablo II de Alovera (Guadalajara) nos habla de algunos aspectos sobre movilidad en las personas mayores y nos da consejos de cómo movilizarles.

 

CVE: ¿Cuáles son los problemas de movilidad más comunes que se dan en la población mayor?

María: A mi juicio,  algunos de los principales  problemas de movilidad que sufren los mayores y causan gran impotencia y  frustración son  la dificultad para meterse y salir de la cama y de la bañera o incluso, la dificultad para levantarse y sentarse de una silla/sillón. El hecho de tratarse de tareas tan básicas hace que la frustración e impotencia que sienten los mayores al sufrirlas no sólo les afecte desde un punto de vista físico, sino también anímico. Pero son problemas que se pueden solucionar si les damos consejos sobre como realizar estas tareas.

Existen otros problemas debidos al propio envejecimiento o acentuados en ocasiones por patologías, como la falta de equilibrio o la dificultad en los giros que merman la capacidad de tener una movilidad segura.

Por otro lado, la marcha (el caminar) se verá alterada, siendo los aspectos más visibles de esta alteración los siguientes: disminución de la zancada (observamos que el mayor da los pasos más cortos), poca elevación del pie o incluso no llegar a separar del todo el pie del suelo al dar el paso y reducción general de la marcha (el mayor cada vez más se desplaza más despacio). Todo ello crea una predisposición a las caídas. Pero la marcha es reentrenable y son muchas las residencias, centros de días o centros especializados en mayores dónde existen programas de reeducación de la marcha.

CVE: ¿Por qué razones se suelen dar las caídas?

María: Las caídas se pueden producir de muchas maneras:  tropezón (por no elevar por ejemplo los pies), falta de visibilidad (tanto por falta de iluminación, como problema visual), cansancio, falta de fuerza, mareo, sueño (en ocasiones producida como efecto secundario de cierta medicación), uso inadecuado de una ayuda técnica, incorrecta maniobra al levantarse o sentarse de una silla, querer ir más rápido de lo que uno puede (por tener, por ejemplo, una urgencia para ir al baño) y, en general,  los problemas de movilidad antes mencionados...

Lo importante será averiguar el principal riesgo de caída que sufre o puede sufrir un mayor en concreto para así poder prevenirlas, para lo cual es fundamental conocerle a él y a su entorno diario.

CVE: ¿Qué consecuencias pueden tener y cuál es la probabilidad de recuperación completa?

María: Muchas caídas ocasionan fracturas de cadera con su consecuente intervención quirúrgica. Desgraciadamente, tras este tipo de intervenciones, el mayor no suele volver al estado físico inicial que tenía. Siempre queda alguna secuela, y además en muchos casos estas patologías vienen acompañadas de otras patologías como aumento de la demencia, problemas circulatorios... por ello es muy importante insistir en la prevención de caídas.

En otras ocasiones, aunque la caída no genere una lesión física, puede aparecer el miedo.  Contra este miedo hay que luchar, y todas las personas que acompañamos a los mayores de uno u otro modo debemos colaborar. Hay que ayudar a personas que sufren este miedo a sentirse de nuevo seguras para caminar porque, de otro modo, se cae en un peligroso círculo vicioso: tengo miedo → no me muevo → disminuyo las capacidades físicas básicas →  aumenta el riesgo de caída. Por ello resulta importantísimo detectar este problema y trabajar con estos mayores en programas específicos para que recuperen de nuevo su confianza en la marcha.

CVE: ¿Cómo podemos prevenirlas?

María: La mejor forma de prevenirlas, en líneas generales, es mantenerse activos. Cuanto mejor sea su condición física menos probabilidades de caída tendremos.

Así mismo será muy importante analizar cada caso en concreto y, sobre todo, el de aquellas personas que ya se han caído en otras ocasiones. Será importante analizar la hora en la que se ha producido, el lugar, qué estaban haciendo...todo ello con la finalidad de encontrar la causa y poder abordar el problema concreto, desde un programa de rehabilitación y/o reeducación de la marcha.

También quisiera resaltar que existen ayudas técnicas como bastones, muletas, andadores... que están precisamente diseñados para facilitarnos la marcha. Muchos mayores son reacios a utilizarlas. Desde aquí recordar que PREVENIR ES CURAR. Y aunque nunca hubiéramos pensado que íbamos a tener que utilizar un andador, quizá este nuevo “ferrari” nos pueda ayudar a no caernos y rompernos una cadera, algo que se debe evitar a toda costa.

CVE: ¿Qué recomendarías desde el área motora a un mayor para la promoción de su envejecimiento activo?

María: Lo más importante ante el envejecimiento es precisamente eso, mantenerse activos. Hay muchos tipos de actividad física, cada uno debe elegir aquella según sus gustos y preferencias. (Caminar, nadar, aquaerobic, taichi, clases de bailes, de gimnasia de mantenimiento, gimnasia de compensación...)

Ante todo hay que evitar el sedentarismo prolongado que sólo acarrea grandes problemas de salud (obesidad, predisposición a la diabetes, problemas cardiorespiratorios, restricciones articulares, pérdida de fuerza, crecientes problemas de movilidad, alteraciones circulatorias, aislamiento, tristeza, úlceras por presión...).

Pero es fundamental que el mayor esté cómodo con la actividad que se le paute. No sólo debe entender que es buena para su salud, sino que debemos hacer lo posible porque disfrute con ella. De esta manera su predisposición hacia ella será positiva, no lo verá como una carga sino un tiempo de ocio y, sobre todo, no la abandonará.

Simplemente animar a todos los mayores a hacer ejercicio de forma cotidiana. De esta manera uno está invirtiendo en su salud.

CVE: ¿Podrías ilustrarnos cuál es la mejor manera de enseñar y/o ayudar a los mayores a levantarse de una silla?

María: La secuencia correcta consta de cuatro pasos que deben quedar muy claros pues son básicos para facilitar esta tarea:

  1. Sentarse en el borde de la silla.
  2. Acercar los pies todo lo que se pueda a la silla. En ocasiones esta posibilidad estará limitada por dolor en rodillas por tener artrosis u otras patologías. La posición no debe resultar dolorosa.
  3. Inclinar el tronco hacia delante. Personalmente suelo darles la referencia de colocar la nariz encima de las rodillas.
  4. Al levantarse no tirar solo hacia arriba, hay que tirar hacia ADELANTE y ARRIBA (en diagonal).

Esta es la manera con la cual inconscientemente todos nos levantamos, lo que ocurre que cuando se va perdiendo fuerza y capacidad es importante reentrenar esta habilidad y dar pautas para hacer el trabajo más efectivo. Básicamente se trata de llevar el centro de gravedad a los pies.  Si no cumplimos estos sencillos pero cruciales pasos, resulta realmente complicado ponerse de pie. Haz una prueba, intenta levantarte colocado atrás en el asiento y con los pies totalmente separados. ¿Qué ha pasado? ¿Has podido? ¿Mucho esfuerzo? 

 

 

CVE: En la residencia trabajas rehabilitación de operaciones o enfermedades además de los propios aspectos del envejecimiento. ¿Qué actitud tiene los mayores ante la recuperación? ¿Las recuperaciones suelen ser completas? ¿Cómo abordas una recuperación que sabes que no será completa?

María: Ante una patología aguda, operación o enfermedad, los mayores son conscientes de la necesidad de hacer rehabilitación para recuperarse y suelen colaborar e implicarse mucho en los tratamientos. Aunque, por supuesto, la actitud depende mucho del tipo de persona y aspectos como su umbral del dolor, actitud hacia la rehabilitación, afán de superación, fuerza de voluntad...Lo que está claro es que el grado de recuperación depende MUCHISIMO, precisamente, de la actitud del paciente. Aquel que colabora de forma positiva sin duda se va a recuperar más, y más rápido. Como fisioterapeuta creo que debemos conocer  con cierta profundidad a la persona con la que tratamos para lograr así sacar su máximo potencial.

¿Hasta dónde puede llegar una recuperación? Pregunta difícil de responder. No soy de las que me gusta aventurarme a hacer pronósticos de tiempos y grado de recuperación, pues en muchas ocasiones genera frustración al mayor que no ve satisfechas las expectativas creadas. Prefiero apostar y darles fe y esperanza para que, trabajando en equipo, consigamos pequeñas mejoras día a día.

Evidentemente en ocasiones no será posible recuperar  totalmente la capacidad funcional inicial afectada por la patología/intervención. En estos casos es más importante que nunca escuchar el mayor y entender cuáles son SUS objetivos principales de recuperación, qué es lo que más les gustaría recuperar y cuáles son los mínimos que aceptarían para su recuperación. Y trabajar sobre ellos.