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No sé si les pasa a todos los cuidadores, pero a mí sí. Tengo una especie de síndrome, acostumbrada a actuar continuamente, no sé parar. Acabo creyendo que sin mí, las cosas no van a funcionar.
 
Que si no encontrarán la ropa, que la comida del congelador está sin etiquetar y  se harán un lío... Cosas así, me asaltan siempre que salgo de casa y alguien de la familia se queda con mis padres.
 
Y ahora viene lo malo. Hace 5 años que estoy desempleada y todo mi tiempo lo dedico a cuidar de mis padres. En este momento me ofrecen un trabajo por eso los miedos, las dudas, la incertidumbre se hacen presentes con mucha fuerza.
 
Aunque el trabajo solo será en los periodos vacacionales escolares y todavía queda tiempo para Navidad, no cabe duda que nos tendremos que adaptar y esta adaptación me da pánico.
 
Por otra parte sé que me vendrá muy bien salir de casa, además necesito financiar mi vida máxime con una jubilación próxima son más necesarias las cotizaciones de la Seguridad Social.
 
No puedo evitar el vértigo que supone delegar pues es tanto tiempo el dedicado que cuesta mucho trabajo salir de esta situación. Yo conozco sus gustos, sus manías, su medicación, sé donde están sus ropas y todo cuanto puedan necesitar. A pesar de que no me voy de casa que solo serán unas horas de trabajo, no paro de pensar en las dificultades que nos acechan y sé que cuando llegue el momento, me iré muy preocupada. La responsabilidad pesa mucho y no es fácil apartarla, llevo tanto tiempo cubriendo todas sus necesidades, y ellos se han acostumbrado a mí y yo a ellos que cambiar la situación cuesta muchísimo.
 
¡ Me deseo suerte !
 
Noviembre 2014