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Alejandro G. Paniagua, Aportación a Cooperativa de Despistados de La memoria es el camino.

Los recuerdos, esos fragmentos del pasado que conservamos en nuestro cerebro (memoria) y que llevamos con nosotros en el presente y en el futuro. Esos fragmentos de “películas” de nuestra vida pueden ser tanto buenos como malos, pero si los conservamos es por algo; porque nos sirven para encarar nuestra vida día a día.

Las experiencias pasadas son registros de lo que hemos visto, oído, sentido, sufrido, amado, etc. y las cuales conforman nuestro ser hoy en día. Uno puede saber cómo y porqué una persona es como es a través de sus recuerdos, sus experiencias. Se dice que si no sabes de dónde vienes, no puedes saber hacia dónde vas, el camino.

Tan importante es recordar como no anclarte en los recuerdos, no vivir de ellos. Hace poco estuve viendo “The Reader” (El lector). El protagonista (David Kross de joven/Ralph Fiennes de mayor) descubre el amor cuando se cruza con una mujer que en ese momento le dobla la edad (Kate Winslet) y esta experiencia le marca toda su vida y su personalidad, porque vive anclado en el recuerdo y la experiencia. Continúa su vida, se casa, tiene una hija, etc. pero él queda marcado por éste recuerdo hasta el final de la película. Es un error vivir del recuerdo, del pasado, pensar que todo lo anterior siempre fue mejor, porque nos impide vivir el hoy y el mañana. Las personas somos un continuo generador de recuerdos y así es como debe ser. Debemos saber aprovechar lo que la vida nos ofrece en cada momento, porque si no estaremos dejando pasar muchas cosas. Para una persona que tiene a su marido/mujer, padre/madre, etc. enfermo de Alzhéimer puede sonar infame, porque su ser querido se ha perdido a sí mismo y tú le pierdes a él, pero sigues quedando tu (por ti y por él) y quedan hermanos, padres, nietos, amigos, en definitiva personas y recuerdos que perderás sin haberlos aprovechado ni vivido.

Los enfermos de Alzheimer pierden sus recuerdos, su mente es un coladero y se van escurriendo poco a poco, pero para mí si hay algo más cruel que perder tus recuerdos es el no poder “fabricar” nuevos, eso es lo verdaderamente cruel, no poder generarlos y poder llenar de nuevo ese vacío.

Alejandro G. Paniagua, Blog: Mariposas del alma