Comentarios / Añadir Comentario

Carmen es la protagonista de nuestra nueva serie “Sopa con Tenedor”. En ella nos relatará su día a día como cuidadora de sus padres con demencia. Pero esta historia comienza hace unos años, cuando es consciente de repente, como un si un resorte saltara en su cabeza, de los cambios que ves en esa persona que ya no es quien conocías. Del valor de mantener tus recuerdos de la persona que fue. Este relato comienza hace dos años…

MI PADRE

Recuerdo a mi padre enseñándome a leer y pasando juntos las hojas de la cartilla Rayas. Ahora él ni siquiera puede escribir palabras sencillas como calle o bola.

Me acuerdo de su bigote, fino y recortado primorosamente a la moda de la época, hasta que tuvo  que afeitársele porque la torpeza de sus manos le impedía recortarlo.

Evoco su letra aristocrática y elegante, su rotunda firma, que hoy apenas son un esbozo  patético de lo que fueron.

Siendo un niño se ganó el sobrenombre del “abogadillo” por sus dotes para razonar y exponer sus opiniones. En la actualidad tiene serias dificultades semánticas para expresarse, y yo más aún para entenderle.

Trabajando de cajero, sus compañeros le apodaron “el hombre de los números rápidos” por su facilidad para el cálculo y para cuadrar grandes sumas.

Hoy no reconozco a mi padre, en este hombre frágil, de andar inseguro y extrema torpeza para las tareas sencillas como abrochar un botón o manejar el tenedor. Me asombro frente a el estupor que muestra ante mis preguntas o mis respuestas. Incluso logra sacarme de quicio con sus actitudes obsesivas, como recolocar una y otra vez los objetos de la mesilla o reunir las miguitas sobre el mantel, mientras se le enfría la comida.

Ahora soy yo quien tiene que sustituir su voluntad y destrezas perdidas y esto me abruma. Nada responsabiliza tanto como tener que decidir por otros. Entonces le imagino perdido en un laberinto, y salvando mis miedos, me dispongo a ser la clave que le ayude a encontrar la salida.

Pienso sobre la fugacidad de la vida, sobre el esfuerzo que conlleva adquirir ciertas habilidades, lo duro que es aprender y como se volatiliza todo con la edad o la enfermedad.

Me alegra recordar a mi padre como el hombre que era y ya no es. Esto me ayuda a sentirme menos huérfana.

Atrapa un recuerdo.

Febrero 2012