El proyecto The Lovers, de Lauren Fleishman, tiene una historia que viene de lejos. La inspiración llegó por una serie de cartas de amor que el abuelo de la artista escribió a su abuela durante la II Guerra Mundial y que ella encontró en un libro que guardaba en su mesilla de noche.
Las cartas hablaban de un amor joven, del tipo que demuestra grandes expectativas de una nueva vida juntos. Fue una forma de que Lauren se sintiese más conectada a su abuelo y a un matrimonio que duró 59 años, de una forma diferente, una conexión que no había sido capaz de crear cuando él estaba vivo. Las cartas inspiraron a Lauren a investigar y fotografiar historias de amor de otras parejas juntas durante mucho tiempo
El resultado es este, The Lovers, imágenes que demuestran cómo el amor puede durar durante años. Es nuestra forma de celebrar San Valentín, y nos encantará que nos ayudes a completar esta galería (pincha en cada imagen para verla a mayor tamaño).
¿Tú, tus padres o tus abuelos llevan juntos, viviendo una gran historia de amor durante años? Busca o hazles una foto que lo demuestre, enviánosla a info@cvirtual.org o compártela en redes sociales con el hashtag #SanValentinMayores
Angie. Realmente no piensas en hacerte mayor. Primero, te haces mayor juntos, y cuando ves a una persona constantemente no notas grandes cambios. No notas cosas como que tiene una pequeña arruga, y que al día siguiente se hace más profunda. No, esas cosas simplemente pasan. No prestas atención. Quiero decir, no estoy pensando todo el día “¡Oh, mi marido tiene 83 años, va a cumplir 84, oh dios, estoy casada con un hombre viejo!”. Y espero que él se sienta de la misma forma.
Yevgeniy. Nos conocimos en un baile. Era enero de 1938. Mi amigo me invitó a la fiesta, me dijo que había muchas chicas guapas y jóvenes. Otro cadete con botas altas se acercó a ella, pero no le gustaron sus botas altas, así que le dijo que no. Fui el segundo en acercarse a ella. Tenía un uniforme diferente, pero aún no estoy seguro de si fue mi uniforme o mi cara lo que le atrajo de mi.
Moe. Ahora voy hacia los 88, mi mujer tiene 85, y solo deseo tener otros cinco o seis años de vida. Es todo lo que queremos. No queremos vivir mucho más tiempo. Queremos ver casarse a nuestros nietos y verlos felices como lo hemos sido nosotros. De hecho, siempre le he dicho a mi mujer, “ojalá pudiese alcanzar los 94”. Esa es la meta de mi existencia. Y odiaré dejar a mi querida mujer aquí. Y ella odiará dejarme a mi.
Leila. Poco a poco vemos los cambios en una persona, pero no cambiamos en nuestros corazones. Así es como me siento, y creo que él se siente de la misma forma. Siempre estamos juntos, en lo bueno y en lo malo. Cuando nos casamos yo solo tenía 15 años. Mi marido tenía 19, y era padre a los 20. Él fue mi primer y último amor.
Golda. Nos conocimos antes de la guerra, pero nunca hablamos. Él estaba con otras chicas porque era mucho, mucho más mayor que yo. Ya sabes, ¡era muy guapo! Era sastre, y tenía un sitio donde hacía trajes de hombre. Cuando volvimos de la guerra, él había ido a casa de mi hermana. Se estaba quedando con ella. En agosto de este año habremos estado casados 63 años. Diría que el amor llega poco a poco. No de golpe. Éramos jóvenes. Y él era mayor, pero me gustaba. Me habló de una forma muy amable.
Yaakov. ¿Cuál es el secreto del amor? Un secreto es un secreto. ¡Y yo no revelo mis secretos!
Sheila. Fue mi madre la que sugirió que fuese a ver a David, porque tenía que escribir un papel musical, y yo nunca había escrito nada sobre música. Así que fui, y pensé que quizá habría escrito algo para mi. Pero dijo, “No, te ayudaré, pero tienes que escribirlo tú misma.” Siempre tuvo valores muy altos, mucho más altos que los mios. En todo. Así que después de escribir el papel juntos, él de repente dijo, “Voy a una fiesta con algunos de los chicos del ejército.” Así que me sacó esa noche, y fue muy amable. Y ya sabes, nunca había pensado en él de una forma romántica. Pero me miró como un hombre que acaba de salir del ejército miraría a una mujer sexy.
Gloria. Bien, ahora te tengo que contar una historia realmente divertida sobre ese día. Yo era ese tipo de chica que, como la mayoría de mis amigas, cuando salía los sábados por la noche se pasaba los domingos por la mañana colgada del teléfono contándonos entre nosotros cómo habían estado nuestras citas; y yo era el tipo de chica que se enamoraba enseguida. Así que al día siguiente le dije a mi amiga. “Genial, quiero decir, ya estoy enamorada.” Pero después de la primera cita con Sol, no me sentía de esa manera. Le dije a mi amiga, “No, era muy majo. Pasamos un buen rato, pero eso es todo.” Fue ella la que volvió con la afirmación, “¡Apuesto a que este es el chico con el que vas a acabar casándote!”
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