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Hablar de vacaciones para un cuidador es una teoría maravillosa, pero en la práctica, la mayoría no tenemos vacaciones. En unos casos porque no hay nadie que pueda sustituirnos, en otros casos porque nosotros mismos no nos atrevemos a irnos, y en la mayoría porque nuestras economías tampoco lo permiten.

En mi caso no habrá vacaciones, pero me he encontrado con una grata sorpresa. Mi hermana se viene a vivir con nosotros durante su mes de vacaciones para ayudar con mis padres.

Espero que esta circunstancia nos permita tener algunos ratos, tanto a ella como a mí para caminar, leer, o salir algún día sin tanto agobio.

Mis padres empeoran cada día que pasa, y aunque ahora estemos dos personas, la verdad es que no nos falta trabajo.

Mi padre está agotado pero hay días que no sé de dónde saca la energía pero todo su afán es levantarse, desnudarse y no quiere parar un minuto. Esto es agotador para nosotros y ahora con el calor aún más.

Mi madre sigue con sus manías, se opone a todo, a salir a tomar el aire, a comer, a ducharse. Siempre encuentra algún motivo para oponerse.

Aunque no tienen restricciones en la alimentación, ni dieta alguna, la comida es también un problema, cada vez comen menos. Mi padre tiene ya problemas de masticación y deglución. Mi madre una especie de anorexia, a pesar de comer poquísimo, siempre dice que come mucho que le damos demasiado, que ella ya ha comido y tenemos que luchar y negociar con ella continuamente.

De manera que la palabra vacaciones, me evoca aquellos lejanos veranos en que realmente podía viajar y disfrutar. A lo más que aspiro en este momento es a irme un fin de semana para desconectar un poco.

La serie “Sopa con Tenedor” sí descansará unos días para no saturarles y volver con más energía. ¡Buenas vacaciones para todos!

 

JULIO 2014

 

Testimonios como el de Carmen son los que buscamos con nuestro II concurso de experiencias sobre Alzheimer. Os animamos a que nos enviéis las vuestras.