La enfermedad de mi padre está llegando a un punto crítico. Cada vez exige más y más cuidados, no da tregua. Hay días que no para, no quiere estar sentado en ningún sitio y trata de levantarse, necesitas estar continuamente refrenándole para que no se levante y se caiga. Otros días, como hoy mismo, está muy frágil, casi no se tiene en pie, no he podido darle nada de comer, pues ni abría la boca, se queja y no quiere beber ni agua, ni ninguna otra bebida.