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Terapia con perros es una empresa de servicios, perteneciente al Cuerpo Canino Terapéutico Lincoln y creada en 2002. Bajo la dirección de de Peggy J. Gilbert, quien responde a la entrevista de hoy, trabajan terapias asistidas con animales en pacientes de diversas patologías.

Un trabajo conjunto con equipo canino y humano con satisfactoria acogida y resultados.

CVE- Una terapia innovadora que cada vez está más extendida tanto con perros como con otro tipo de animales, ¿qué objetivos perseguís con este proyecto?

En líneas generales, con las intervenciones asistidas con perros, lo que buscamos es mejorar la calidad de vida de todos nuestros usuarios. Esto incluye cumplir objetivos terapéuticos según cada caso, formar vínculos (tanto nosotros como nuestros perros) con los usuarios, y no menos importante, divertirnos con nuestros perros.

 

CVE- ¿Cuál es la filosofía de la utilización de perros en terapias?

El fundamento de las intervenciones asistidas con animales es lo que se llama “biofilia”. Éste es un término de reciente acuñación que primero fue utilizado por Erich Fromm y luego desarrollado por Edward O. Wilson en su libro Biofilia en el año 1984. Se refiere a la tendencia innata que tenemos a concentrarnos en la vida. Es la conexión que sentimos todos los seres vivos hacia la naturaleza en general: animales y plantas.

En el caso concreto de los perros, además de tratarse de seres vivos, culturalmente (al menos en Occidente) gozan de una aceptación plena en la mayoría de los usuarios y en muchos casos, su simple presencia produce efectos positivos.

 

CVE- Los perros suelen gustar a casi todas las personas pero, ¿cómo reciben las personas mayores a los perros? ¿habéis presenciado reacciones de miedo o rechazo alguna vez por parte de los mayores o de los animales?

En casi todos los casos se produce una reacción positiva. Muchos ancianos han tenido perros en casa a lo largo de sus vidas y se sienten a gusto con nuestros perros de terapia. Si en la institución han hecho una selección adecuada de usuarios, lo esperable es una respuesta positiva. Si a algún usuario en concreto le dan miedo los perros o le producen rechazo, lo propio es que no participe.

 

CVE- ¿En qué consisten las sesiones? ¿qué aspectos se trabajan y de qué manera?

Lo que se trabaja y cómo se trabaja depende en todos los casos de las necesidades específicas de los usuarios. De cualquier modo, tenemos desarrollado un protocolo que utilizamos en la mayoría de nuestras sesiones.

Siempre se empiezan con ejercicios más sencillos (tanto para los usuarios como para los perros) para pasar a ejercicios más complejos. Una sesión típica con ancianos empieza por el saludo, después cepillan a los perros (lo cual relaja tanto a los usuarios como a los perros), a continuación se hacen ejercicios más específicos según las necesidades de los usuarios para terminar con un tiempo tranquilo y la despedida.

Casi siempre se van a trabajar aspectos físicos como la motricidad fina y gruesa así como aspectos cognitivo-emocionales. Un ejemplo de ejercicio para trabajar la motricidad fina es el sujetar una campana para que el perro la toque. Para trabajar la motricidad gruesa, podemos plantear el paseo y en cuanto a los aspectos cognitivo-emocionales, hay infinidad de ejercicios que podemos utilizar. Con ancianos, hacemos muchos ejercicios divertidos para trabajar la memoria.

 

CVE- Una terapia como tal requiere de tiempo en su aplicación para poder observar resultados ¿cuándo empezáis a observar avances? ¿de qué tipo son las mejoras?

Para poder hablar de avances, hay que tener en cuenta el estado de cada usuario. En el caso de un usuario encamado, el mero hecho de fijar la mirada, sonreír o intentar tocar al perro son avances. En personas con retraso mental ligero o moderado, aprender cómo se dice “rojo” en inglés es un avance. Si un usuario tiene dificultad para andar y da dos pasos con uno de nuestros perros, es un avance. De cualquier manera, la presencia de los perros siempre tiene efectos aunque sólo sea como tema de conversación con los compañeros.

 

CVE- ¿Qué experiencia tenéis en este tipo de terapias con pacientes con demencia? ¿con qué os encontráis? ¿qué conseguís con esta terapia?

Tenemos bastante experiencia con ancianos con distintos grados de demencia. Nos podemos encontrar con personas que en el momento de la sesión están lúcidas y pueden participar plenamente en los ejercicios y también podemos encontrarnos con personas que no recuerdan su nombre. En cada caso, intentamos ajustar los ejercicios a las posibilidades y necesidades específicas de cada uno. Casi siempre planteamos ejercicios de memoria.


CVE- ¿Podríais presentarnos a vuestros compañeros (perros)?

Gigi: San Bernardo. Gigi era la más mayor y más grande de todos. Murió hace unos días con más de ocho años. Era muy tranquila y al ser tan grande, venía muy bien para los usuarios en silla de ruedas ya que la podían tocar sin ninguna dificultad.

Soci: golden retriever. Soci es la que prefiere trabajar sentada en una silla. Así ve a los usuarios y al mundo en general desde otra perspectiva. Le encanta tocar la campana.

Cuca: labrador retriever. Cuca es la simpática. Donde hay un ser humano, para allá que va ya que lo que más le gusta es estar con la gente … y hacer travesuras como abrir una olla a presión.

Luna: pastor vasco. Luna es “la pelos”. Por mucho que la peinemos, parece que siempre va despeinada, pero no importa, porque le encanta que la gente le toque.

Nala: cruce de podenco. Nala parece un perro-muelle; salta como ninguno y le gusta sentarse en el regazo de los usuarios para recibir sus caricias.

Dori. cruce de Yorkshire terrier. Dori es la más pequeña y está muy a gusto acurrucándose en el regazo de los usuarios.

Nina: bodeguero andaluz. Nina es muy simpática. Se presta a todo y va con todo el mundo. Le gustan mucho los ejercicios de cobro.

Corso: labrador retriever. A pesar de ser muy joven y grande, es muy tranquilo y llama la atención donde vaya. Todo el mundo le quiere tocar.

Mimi: caniche. Como buena caniche, es lista y además, parece un peluche.

Nico: labrador retriever. Además de ser perro de terapia, ha aprendido a avisar a su guía (que padece diabetes) cuando tiene un bajón de azúcar.

Alma: golden retriever. Alma es la más joven del grupo y además de ser muy cariñosa, es muy inteligente. Es una perrita de terapia excelente.


CVE- Si hubiera que resumir lo que se crea en este tipo de terapias entre animales y personas en pocas palabras, ¿cómo sería?

Se produce un vínculo muy intenso entre los usuarios y los perros, entre los usuarios y nosotros y se fortalecen los vínculos entre unos y otros. Los perros son un elemento motivador muy potente que hace que consigamos que los usuarios hagan cosas que en otras circunstancias no pueden o no quieren hacer.

Agradecer a Terapia con Perros sus palabras, su implicación y compromiso con los mayores y los animales y la ilusión que ponen en cada taller que imparten.

Un ejemplo de calidad profesional, personal y canina.