Francisco es ingeniero civil, con una carrera de éxito a nivel internacional.  Para recurrir al apoyo domiciliario, primero habla del estrés que siente fruto de la situación clínica de su madre. Aunque relativamente autónoma, fue diagnosticada de la enfermedad de Parkinson hace cerca de dos años, lo que le ha causado un aumento de debilidad física (temblores y dificultades de locomoción). Francisco es hijo único, ve a su madre más frágil, ella que siempre cuidó de él con tanta dedicación, y se siente angustiado. Reflexionó de forma profunda y decidió buscar ayuda de cuidadores profesionales.

La doctora Belina Nunes, en el libro Alzheimer en 50 Preguntas Esenciales, destaca que entre los desafíos que el envejecimiento trae a las sociedades humanas, la necesidad de solidaridad entre generaciones es, quizá, el mayor de todos. Los abuelos son esenciales en la educación de los nietos, aliviando las responsabilidades y el aumento de los momentos de placer de los padres; y, por otro lado, la cercanía entre padres, hijos y nietos es necesaria para asegurar una vejez tranquila.

Francisco está lejos y cuestionó su decisión de emigrar al ver a su madre debilitada. Pensó en llevársela con él, “¿quién sabe si al menos una parte del año?”... “Pero, ¿sería esta una decisión egoísta?” Estos cambios dependen de las circunstancias de cada familia. Francisco pasará a ser un cuidador a distancia, algo que empieza a ser frecuente. Algunos de los mayores de desafíos a los que se enfrentan estos cuidadores es encontrarse con sentimientos negativos, como:

Culpa.  Para los cuidadores a distancia, la culpabilidad es frecuente -  ¿estoy haciendo todo lo necesario y correcto como cuidador?, ¿debo buscar ayuda especializada?,¿cómo debo organizarme? No te dejes bloquear por los miedos, estate atento a las señales y actúa con anticipación. Comienza de forma simple a través de fors online. Son espacios adecuados para que los cuidadores conecten entre ellos,  intercambiando ideas, consejos y experiencias. Paso a paso, elabora tu propio plan de acción.

Incertidumbre.  Las tecnologías sirven para poner a un cuidador en alera. “Mi padre me parece un poco triste, ¿será que tiene algún problema? Mi madre habla mucho sobre una nueva amiga, ¿es alguien de confianza?” No es una solución milagrosa, pero el teléfono puede ser un buen recurso para destapar problemas, así como Skype, si la persona mayor aprende a utilizarlo.

Impotencia.  “Y si hay una emergencia, cómo actuar?” Muchos cuidadores temen que su familiar se caiga o enferme repentinamente, y no poder estar allí de inmediato. Esta es una angustia muy válida, y siendo del todo imposible eliminar los infortunios, hay que prevenir. Para los mayores que viven solos y son independientes (no precisan de cuidados) la teleasistencia es un buen recurso. En el caso de que se caiga o se ponga enfermo el mayor podrá, con el simple hecho de accionar un botón, pedir ayuda; y si fuese preciso la ayuda médica puede ponerse en camino de inmediato. Tiene la ventaja de ser una solución económica.

Simultáneamente, crea una red social de apoyo. Establece relación con los amigos y vecinos de tu familiar. Pídeles que compartan una comida con ellos de vez en cuando o que realicen una visita de rutina. Mantente en contacto. Se existe un grado de confianza elevado, facilita el acceso al hogar dándoles la llave. Siempre, por supuesto, con el consentimiento de la persona que vive en la casa.
Organiza y fotocopia toda la documentación importante, para cuando la necesites. Incluye documentos legales, personales, médicos y financieros, tales como:  abogados, testamentos, registros inmuebles y vehículos, carnets de identidad y de conducir, entre otros. Guarda todos los números de cuentas bancarias, registros fiscales anteriores, tarjetas de crédito, fuentes de rendimiento y activos.

En el registro clínico, debe constar: tipo sanguíneo, informes médicos, registros de ingresos anteriores, agenda de consultas, medicación actualizada y otras particularidades del mayor. Toda la información clínica debe estar identificada y accesible en caso de emergencia.

Cuando estés presente, por ejemplo en vacaciones o por otros motivos, aprovecha para comprobar el estado de tu familiar. Estate atento a las señales, verifica, por ejemplo, cómo están sus reflejos si aún conduce, pidiéndole que te lleve a un lugar determinado. Procura organizar una cita con el dentista, el oftalmólogo, el médico de familia o cualquier otro especialista. Te sentirás mejor al poder acompañarle.

Con estas herramientas estarás en el camino para volverte un cuidador a distancia más precavido. Si la situación clínica se agrava, deberás buscar otras opciones que impliquen cuidados de salud especializados.