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Todas las cosas tienen un principio y un final, Sopa con Tenedor finaliza hoy, un día cualquiera nació, para contar las experiencias, emociones y tribulaciones de los enfermos de demencias y sus cuidadores. Hemos recorrido un trecho de nuestro camino y tratamos de contar alguna de nuestras cuitas diarias. Gracias a todos los que han compartido con nosotros esta andadura.
 
Las enfermedades de mis padres seguirán evolucionando, empeorando, yo seguiré cuidándoles y teniendo sentimientos encontrados, desesperación, rabia, tristeza, dolor... todas esas emociones de las que tanto sabemos los cuidadores.
 
Mi solidaridad con todas aquellas personas que día a día, hora a hora, cuidan de sus familiares enfermos y hacen que estos mantengan su dignidad y se sientan queridos. Mi agradecimiento a todos los profesionales que nos ayudan con su trabajo y consejos.
 
Deseo que la sociedad esté cada vez más informada sobre estas enfermedades y pueda prestar más ayudas a estos enfermos. Espero que la investigación siga obteniendo métodos y fármacos para mejorar la vida de los que sufren demencias.
 
Mi más profundo deseo es que las demencias pudieran prevenirse y evitarse. Que nadie tuviera que pasar por el cambio de personalidad, los olvidos de todas las experiencias vividas, las torpezas que impiden hasta las acciones más cotidianas y sencillas y el deterioro más atroz que sufren los enfermos.
 
Si cualquier enfermedad es una fuente de sufrimiento, estos deterioros cognitivos causan mucho dolor, no solo a los pacientes sino a todos los que les rodean. Es durísimo ver como la enfermedad les va borrando la personalidad y deteriorando hasta dejarlos vacíos y confusos.
 
Quisiera tener la fuerza, la paciencia y el coraje necesarios para poder seguir cuidando a mis padres hasta que no me necesiten.
 
El camino sigue...
 
Diciembre 2014