En 2007, durante una visita a un hospital francés, la fotógrafa Maja Daniels reparó en dos personas mayores que intentaban llamar la atención de unas enfermeras a través de un cristal. Más tarde descubrió que se trataba de una sala destinada a pacientes de Alzheimer y que estaba aislada, impidiendo el contacto de los mayores con el resto de unidades del hospital.