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David HilfikerWatching the Lights Go Out

La noche pasada miré qué decía Wikipedia sobre el Alzheimer y encontré el siguiente gráfico.

Hay muchos datos que parecen importantes.

El primero es que el lapso de tiempo que hay entre el diagnostico y la muerte es, de media, unos nueve años. Sin embargo hay que tener en cuenta que este gráfico comienza cuando la puntuación del Mini-Mental State Examination (Mini Examen del Estado Mental) es de veinticinco. Mi puntuación actual es todavía de veintisiete (aunque de todos modos mi neurólogo parece estar bastante seguro del diagnostico), esto significa que yo aún no estoy en el gráfico, así que probablemente la evolución de mi enfermedad va a durar más que ese promedio de nueve años.

La segunda cosa a tener en cuenta es la pendiente que experimenta la curva hacia la mitad de la enfermedad. Yo aún estoy en la parte superior izquierda, cuando la curva aun es plana, pero el gráfico muestra una vertiginosa caída de las funcionalidades después del diagnóstico. Desde que la demencia es diagnosticada oficialmente (con un resultado de veinticinco), hasta que se produce el internamiento en una institución, solo trascurren dos años. Y lo tercero, por supuesto,  es la disminución de la pendiente en la progresión de la curva después de ingresar en una residencia, que es de unos cuatro años. Evidentemente, todas éstas son cifras promedio pero aun así dan una idea de lo que me depara el futuro. Yo por mi parte, sólo me pregunto cuánto tiempo realmente tendré conciencia de mí mismo, manteniendo aun el contacto con la realidad.

Parece, cada vez más, que Marja va aceptando el diagnóstico, aunque muchas veces comenta lo sorprendente que le resulta no haberse sentido tan afectada emocionalmente como esperaba (Sospecho que eso va a cambiar considerablemente una vez que los síntomas empiecen a ser más evidentes y ella comience a perderme). También parece que yo me lo estoy tomando con mucha serenidad, probablemente porque  la suavidad de los síntomas hace que no parezca muy real. Es verdad que existen ciertos momentos desgarradores en los que soy consciente de la inmensidad de lo que se avecina, pero no son frecuentes... y no he tenido ninguno en los últimos diez días más o menos.