Comentarios / Añadir Comentario

Rebecca Ley, The Guardian

Papá ha mejorado mucho desde mi última visita en diciembre. He hablado con mis hermanas por teléfono, e incluso parece que casi ha vuelto al punto en el que estaba antes de su último microinfarto cerebral. No sólo se sienta erguido, come más alimentos sólidos y es capaz de mantener una conversación, sino que también, aunque con ayuda, Papá está caminando.

La imagen de él inmóvil, tendido en su cama de hospital, navegando a la deriva entre la consciencia y la inconsciencia, se ha esfumado, y ahora soy capaz de imaginarlo, con sus ojos llenos de luz, sentado cómodamente en la sala de estar una vez más.

Es un gran alivio, pero aun así toda la familia está desconcertada por la misteriosa naturaleza de su enfermedad. Sus altibajos son absolutamente impredecibles. Sin embargo, yo estoy convencida de que la atención que está recibiendo en la residencia ha jugado un papel muy importante en esta mejoría, la calidez y el respeto que muestran sus cuidadores, lo obviamente reconfortado que se muestra ante su sola presencia…; todo esto ha ayudado en su recuperación.

Puedo atestiguar que en esta  situación esto ha sido un punto muy positivo. Con demasiada frecuencia, en la vida nos sentimos solos, sin una mano a la agarrarnos si caemos. Todos hemos oído terribles historias de abuso a ancianos, y esto hace que pensemos con inquietud en nuestra propia vejez.

Sin embargo, lo que le ha sucedido a Papá me ha demostrado que nuestra sociedad está preparada para cuidar de los más vulnerables. El estado les está proporcionando un lugar cómodo y seguro, donde están constantemente rodeados de sonrisas, tazas de té y personal sanitario competente. Cuando fue diagnosticado, nunca pensé que el Sistema Nacional de Salud del Reino Unido pagaría sus nuevas necesidades. Y al principio no lo hizo, sus bienes fueron utilizados para pagar cuidadores privados. Pero hace alrededor de un año, Papá empeoró significativamente y su enfermera de psiquiatría nos dijo que cumplía todos los requisitos para solicitar “cuidados sanitarios continuos”, un tipo de atención integral suministrada fuera de los hospitales, creada y financiada exclusivamente por el Sistema Nacional de Salud Inglés, destinada a personas que necesitan cuidados sanitarios constantes.

Nunca había oído hablar de ello, pero es exactamente el tipo de respaldo que uno esperaría si un ser querido se pusiera terriblemente enfermo. No es necesario estar en una residencia para beneficiarse de ellos; las personas que cumplen los requisitos pueden disfrutar de estos cuidados en sus propios hogares. No hay una cantidad límite de gasto y no están supeditados al nivel económico del beneficiario ni relacionados con la edad.

Sin embargo, de esta ayuda siempre se ha dicho que es algo así como un fondo “secreto” para los cuidados, ya que, como yo, muchas familias simplemente no saben de su existencia. Una vez que das con él, la batalla para que tu familiar lo reciba puede ser un proceso muy largo, doloroso y caro.

Acceder a estas ayudas puede ser difícil para todos aquellos que sufren de demencia, ya que los principales síntomas de la enfermedad no se consideran prioritarios en el proceso de evaluación. De las cerca de 100.000 personas que están en la última etapa de la demencia en el Reino Unido, en 2009, sólo 46.599 tuvieron acceso a los cuidados sanitarios continuos ofrecidos por el Sistema Nacional de Salud de su país, según sugieren las estimaciones de la Alzheimer's Society.

Como ocurre tantas veces, parece que la posibilidad de conseguirlos depende mucho de dónde vivas, es como si fuera una lotería de códigos postales. Así que, mientras que Papá ha sido desafortunado en tantísimos aspectos, la relativa facilidad con la que se le concedió esta ayuda le convierte en uno de los agraciados.

En un momento así, cuando todo ha sido tan difícil, doloroso y confuso, sus excelentes cuidados, financiados por el estado, han sido un gran consuelo. Aportan estabilidad – crucial para las personas con demencia. De hecho, me estremezco al pensar lo estresantes que resultarían las cosas si no los recibiera. Y a éste mismo tipo de estrés es  al que ahora mismo se enfrentan miles de otras familias.